El
mundo, Domingo 9 de junio de 2002
SUPERDOTADOS,
UN PROBLEMA GRAVE
Con
6 años lee a Conan Doyle
ESTA NIÑA toledana hizo con 5 años los dibujos
de esta página y se divierte con un microscopio. En un
pleito sus padres lograron que la adelantaran dos cursos y esperan
acabar con una ley que machaca a los chicos con talento
VÍCTOR
RODRÍGUEZ
Ángela
hizo el dibujo con 5 años. Es lo que ella cree que debería
ser una «supernena»: fuerte y atractiva.
Hace un par de martes Ángela acompañó a
su abuelo para ayudarle con las faenas del huerto. Al llegar,
vieron que alguien se había dejado un regalo bastante
desagradable. La reacción de la pequeña fue fulminante.
«Abuelo, ¿qué? ¿Ahora también
plantas preservativos?».Si no fuese porque el abuelo ya
está acostumbrado a las ocurrencias de Ángela,
aún andaría muerto de vergüenza.
Pero
así es su nieta. Tiene 6 años, se atreve con las
Memorias de Sherlock Holmes en versión íntegra
de Sir Arthur Conan Doyle, adora los dibujos animados para adultos
de Los Simpson y dos de sus juguetes favoritos son su microscopio
y su telescopio.Ah, y le encanta soltar preguntas incómodas
a quemarropa. A su abuelo o a quien sea. «Mamá,
si la protagonista soy yo, ¿por qué os entrevistan
a vosotros?», inquiere a su madre mientras su padre nos
atiende en el salón de la casa familiar de La Puebla
de Montalbán, en la provincia de Toledo.
Como
ya habrá supuesto, Ángela tiene un coeficiente
intelectual (CI) bastante por encima del 130, la barrera que
tradicionalmente ha marcado el límite de la superdotación.
Sus padres no quieren decir cuánto, como tampoco quieren
que se publique su rostro, su nombre Ángela es un nombre
ficticio ni el colegio en el que estudia.
Y
es que para un superdotado, sobre todo en la infancia, la vida
es más cómoda en el anonimato «Cuando la
gente se entera le hace la clásica pregunta: "Oye,
¿cuántas son 5x5x5+10+10?"», cuenta
su padre. «Son cosas incomprensibles. Es como si a Carl
Lewis se le fuese exigiendo que batiera récords cada
vez que le viera la gente».
Con
todo, el tratamiento de monito de feria no es la carga más
pesada de la superdotación. De sus 6 años de vida,
la menuda Ángela ha pasado uno y medio entre dolores
de cabeza, ataques de colitis, mentiras para no ir al colegio,
depresiones, y diciéndole a su madre que se quería
morir y que en la escuela se sentía «un perro en
una jaula».
Sólo
ahora que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha
ha sentenciado que «con una edad fisiológica de
6 años posee una edad mental de 9» y ha ordenado
su escolarización con alumnos de 3º de Primaria
(dos cursos por encima del que cronológicamente le corresponde),
Ángela ha vuelto a gastarle bromas al abuelo.
Según
el psicopedagogo de la Junta de Castilla-La Mancha que compareció
en el juicio, la pequeña ya dominaba el 92 % de los contenidos
de 1º de Primaria y el 75% de los de 2º antes de haberlos
cursado. Obligarla a estudiar cosas que ya sabía, establece
el fallo judicial, podría resultar en «un freno
a su desarrollo», «aumento de la ansiedad»,
«alta frustración»...
La
sentencia, dictada en Albacete el pasado 13 de febrero, no es
la primera en este sentido. Sólo en Canarias, donde hay
chavales que llegaron a avanzar cuatro cursos, se acumula una
veintena.
Pero
aunque la de Ángela no sea la primera, sí puede
ser la última.Y es que por primera vez un tribunal ha
instado a que se declare ilegal el párrafo de la orden
ministerial de 24 de abril de 1996 que fija en no más
de dos años la posibilidad de adelantar de curso. El
próximo martes se leerá la ponencia al respecto
en la sección tercera de la Sala de lo Contencioso-Administrativo
de la Audiencia Nacional, que no tardará en pronunciarse.
Centenares
de niños, y sobre todo de padres, esperan el fallo con
impaciencia. La flexibilización o adelanto de curso no
es la solución para todos, y de hecho, requiere una madurez
emocional del alumno más allá de lo deslumbrante
de su CI. Pero todos los testimonios recabados por CRÓNICA
coinciden en que es la manera óptima de estimular a un
buen número de superdotados y en que el número
de chavales acelerados en España es muy bajo.
«En
absoluto están flexibilizados todos los que deberían»,
apunta Benito López Andrada, director del único
estudio español que está siguiendo la evolución
de un grupo de superdotados desde hace más de 10 años.
«El proceso es tan rígido que parece una carrera
de obstáculos cuya meta sólo alcanza el 1% o 2%
de los que podrían llegar».
Según
el informe del Ministerio de Educación Alumnos Precoces,
Superdotados y de Altas Capacidades, editado en 2000, en España
puede haber 300.000 escolares superdotados. Sólo 2.000
de ellos han sido identificados como tales. En 1999 había
1.481 alumnos matriculados en cursos por encima de su edad.
Las
consecuencias para los que quedan fuera son terribles, y los
padres de Ángela, que han estado batallando más
de un año para poder subir a la pequeña, lo saben
bien.
«Sus
problemas empezaron cuando comenzó el colegio»,
relata su padre. Por entonces 1999 , y a pesar de la precocidad
de la niña, no pensaban que pudiese ser superdotada.
Al
año siguiente Ángela se aburría y fue perdiendo
la motivación hasta explotar. «Un día empezó
a decir que no quería ir a la escuela. Le entraba dolor
de tripa y de cabeza, y que no quería ir».
Seguían
sin saber que en aquello había algo de superdotación
hasta que un día el padre se encontró con unas
pistas para detectar las altas capacidades en el dominical de
un periódico: hacen preguntas complejas, aprenden pronto
a hablar y a andar, demuestran una gran curiosidad, son hipersensibles...
«Los dos vimos retratada a la niña y fue entonces
cuando decidimos hacerle pruebas», explican ahora.
Dieron
positivo, claro. Y a Ángela le ocurría lo que
a casi todos estos chicos: que el traje escolar les viene opresivamente
pequeño.Con cinco años, mientras sus compañeros
aprendían a leer, ella ya estaba tomando la particular
lección de anatomía que ilustra esta página.
Que
de ahí siga un problema de adaptación es lógica
casi aritmética.Algunos compañeros se asombran
y admiran del talento de los superdotados, pero surgen también
envidias, en ocasiones agresivas.
UN
INFIERNO
Ni Ángela ni sus padres cuentan episodios de hostilidad
manifiesta, pero son frecuentes. Recientemente, un periódico
granadino recogía el perfil de Víctor (otro nombre
ficticio), un crío de siete años y un CI de 180.
Sus compañeros le solían preguntar raíces
cuadradas o cómo resolver ecuaciones. Un día no
respondió, hicieron un corro alrededor de él y
le empezaron a dar patadas en el pecho.
El
resultado es que, según el mismo documento del Ministerio,
de los 300.000 chavales superdotados que hay en España,
el 70% presenta un bajo rendimiento escolar y en torno a un
35% o un 50% directamente fracasa en la escuela.
Pero
que cada día se eche a perder a un Kant o a un Mozart
es casi lo de menos. El problema es que cuando a estos chicos
no se les presta la atención adecuada la vida se les
puede volver un infierno.
«Decidimos
no llevarla al colegio en esa situación de ansiedad»,
prosigue la madre de Ángela, mientras ella entra, sale,
se acomoda en el sofá, mete la bici en el salón...
«Ahí donde la ves, se quedaba fija delante del
televisor y no decía nada. Además la tuve que
llevar corriendo al médico pensando que tenía
alguna enfermedad. Le hicieron pruebas de celiaquía,
pero no. Al final, en Semana Santa del año pasado, dejamos
de llevarla al cole hasta que no la subieran de curso».
Colitis,
alergias, fiebres... La Fundación de Ayuda a Niños
Superdotados de Canarias ha descrito hasta 25 enfermedades catalogadas
como de origen desconocido que se dan en chavales cuya superdotación
no ha sido atendida en los primeros años de vida.
Tras
analizar 600 casos han señalado anorexias, bulimias,
fiebres de más de 40 grados sin causa aparente, epilepsias,
asma, esquizofrenia, pérdidas del habla duran te más
de un año, suicidios...
No
todos, sin embargo, comparten esta visión. «Efectivamente,
he visto casos de ansiedad muy alta en chavales bien dotados
que acaban somatizando alergias o catarros», matiza López
Andrada.«Pero no es necesariamente así. Y puede
ocurrir tanto con chicos superdotados como con chicos normales.
¿En la misma proporción? Yo no tengo estudios
exhaustivos al respecto».