Con 10 años en tercero de la ESO
LA JUSTICIA CANARIA PERMITIÓ QUE EVA AVANCE CUATRO CURSOS POR SUS ALTAS CAPACIDADES


Es normal. Su vida, al menos para ella, no tiene nada de extraordinario. Eva Padrón Fontes es una niña de 10 años que aún juega con muñecas y en los parques, pero cursa tercero de la ESO. Sus compañeros tienen 14, 15 y 16 años y se lleva con ellos de maravilla.
Reparte su tiempo libre en un montón de actividades, entre las que no falta el «baile moderno», jugar a las muñecas «con una vecina amiga», el ordenador con sus vídeojuegos favoritos y los parques infantiles, en los que se pierde entre los niños y niñas como una más. Es difícil encontrarla en casa porque reparte su día entre el instituto y el ocio. «Es una niña tranquila y relajada», asegura su madre, Loli Fontes.
Lo único que en Eva escapa a lo normal es que tiene diez años y está en tercero de la Secundaria Obligatoria (ESO). Cuando sus padres supieron que el coeficiente intelectual de Eva era superior a 140 -lo normal suele situarse entre 90 y 109-, comenzaron su batalla particular para que la niña avanzara de cursos.
Habían notado, desde que Eva era muy pequeña, que algo pasaba. «Era una niña muy curiosa y con una enorme capacidad de observación», apunta su padre, Isidro Padrón. Cuando empezó la escuela, lo pasaba mal en clase con niños de su edad porque su capacidad demandaba más.
Los intentos para que avanzara de cursos empezaron cuando la niña estaba en segundo curso de Primaria.
Finalmente, optaron por la vía judicial. La Justicia ha permitido que la pequeña avanzara cuatro cursos escolares a petición de su familia. Ya habían pasado lo mismo con sus otros dos hijos, que hoy están en la veintena y también tienen altas capacidades como la más pequeña de la casa.
Eva cuenta que en clase le exigen lo mismo que a sus compañeros, aunque no dedica mucho tiempo a sus estudios. Una de las características de los niños con altas capacidades intelectuales es su facilidad para absorber conocimientos, «les basta con lo que hacen en clase», apunta su padre.
Matemáticas es la asignatura que más le gusta y a la que dedica algo más de tiempo cuando los temas son nuevos y algo más complejos. «La que menos, inglés», apunta.
Notables. Sus notas no bajan del notable y tiene en su haber varios sobresalientes. Para sus compañeros de clase, Eva es una más. «Mis compañeros no me ven como algo fuera de lo normal», asegura.
Asiste al colegio ABC, situado en el barrio de La Higuera Canaria, en el municipio de Telde. Se trata de un colegio concertado en el que, según los padres de Eva, se han implicado mucho en su educación. Para sus padres, los resultados de su hija son mejores si la estimulación por parte de los profesores es mayor. «Si se le dice que lo ha hecho bien, cuando es el caso, su actitud hacia las materias es más positva», se implica más, asegura su padre.
Eva sueña ya con lo que va a estudiar cuando acabe el Bachillerato. «Me gustaría ser profesora y fisioterapeuta», asegura.


37 respuestas judiciales a favor


Muchas familias canarias, como la de Eva, acuden a la Justicia cuando detectan que su hijo tiene altas capacidades y, tras pedir a la Consejería de Educación que adelanten a sus hijos de curso, se encuentran con la negativa administrativa.
El historial de demandas y peticiones de intervención a las autoridades judiciales es largo en el Archipiélago. La Fundación de Ayuda a Niños Superdotados (Fans) lleva un registro minucioso de las sentencias, autos y providencias que han dado la razón a las familias y han obligado a la Administración educativa a avanzar a estos niños uno, dos o más cursos con el fin de que puedan desarrollar sus potencialidades.
Fans ha contabilizado, en total, 37 sentencias, autos o providencias a favor de lo que pedían las familias y según los datos contabilizados por esta fundación, presidida por Isidro Padrón. Estas resoluciones favorables han permitido «dar la respuesta educativa que necesitan estos niños, y en la práctica totalidad de los casos, su integración escolar y sus resultados han demostrado que se ha hecho lo correcto», afirmó Padrón.


Una polémica en todo el estado.


El tipo de atención que se da a los niños superdotados ha dado lugar a un debate amplio que va más allá de las fronteras del Archipiélago.
Para las administraciones educativas, adelantar varios cursos a los pequeños con altas capacidades no siempre es la solución. Creen que este tipo de medidas pueden tener un perjuicio en la maduración emocional del pequeño porque a pesar de su sobredotación siguen siendo niños que compartirán clases con chicos basante más mayores que ellos.
En Canarias, existe un plan de atención a las altas capacidades impulsado por la Consejería de Educación que se basa en la intervención en la educación de los pequeños para facilitar su integración en el aula y mejorar sus resultados a través de diversas iniciativas y actuaciones.
Sin embargo, para las asociaciones familiares ésta no es la mejor respuesta. La consideran insuficiente. Por este motivo, es bastante frecuente que los padres procuren que sus hijos avancen de curso por la vía judicial